La última selva

Ahora que parece que el verano se va despidiendo de nosotros en el sur, nos ponemos las pilas y nos preparamos para irnos al monte, dejar un poco de lado las dos ruedas para cambiarlas por un par de palos, apretar las patas y llenarlas de arañazos caminando por la montaña. Y este sábado nos pareció ideal para eso.
Se da por comenzada la temporada de senderismo.

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Queríamos contaros nuestra aventura en este post pero si no queréis seguir leyendo, os lo resumen en una frase rápidamente:
“tres tíos un poco chalaos, (a veces es necesario), se lanzan al monte a menos de 1h de casa, no se gastan un duro, se lo pasan como niños chicos y ademas recomienda a la población a hacer lo mismo y si es posible
a menudo.” 

Para ser la primera de la temporada quizás se nos fue un poco la olla, pero ya os digo que mereció la pena. Y os lo digo yo, que 3 días después estoy escribiendo desde la silla del escritorio aún no recuperado de las agujetas, jajaja,
Fueron un total de 26km con +1500m de desnivel positivo.
Si te parece demasiado, hay la posibilidad de hacer uno de los dos bucles que hicimos.
Que te sabe a poco, esta sierra te permite hacer locuras de todo tipo y más.” 

RUTA Y TRACK. En la ortofotografía se puede apreciar el pateo que nos pegamos.  Si lo prefieres también puedes ver la ruta en este otro enlace, en STRAVA.  

SITUACIÓN. Para ubicarnos, estamos en la zona más al sur del Parque Natural de los Alcornocales, justo cuando éste se da la mano con el Estrecho de Gibraltar.

Este espacio natural es la primera masa forestal que encuentran a su llegada a la Península Ibérica, todas las aves que cruzan el Estrecho. Pero a mí, me gusta más llamarla la última selva.

Porque en realidad es así, se trata del último reducto que queda en Europa de este tipo, el único bosque subtropical de toda Europa se encuentra aquí y, si este dato te sorprende, atiende al siguiente: estás ante la masa forestal de alcornoques más extensa del mundo, con una extensión equivalente a 167.600 campos de fútbol.

Una auténtica maravilla de la naturaleza, y muy desconocida para la gran mayoría.

Bueno, al lío.
Salimos bien temprano de Barbate y a las 8:00 a.m. ya estábamos andando (si se puede llamar andar, ir aguantando el ritmo de Sebastián…) prácticamente a oscuras.
Partimos del Bujeo, una pequeña aldeita a medio camino entre Tarifa y Algeciras.

Primero fuimos por un sendero en constante subida paralelo al cauce del rio Guadalmesí, que desemboca en El Estrecho cerca de la Torre del mismo nombre.
Este sendero, precioso, nos llevaría a la pista que cogemos los ciclistas cuando hacemos la ‘archiconocida’ ruta de “la vuelta a los barrios”.

No andaremos por ella mas de 100m, donde conectamos con otro sendero que nos llevaría de nuevo en subida, hasta un cruce de caminos, que tomaremos a la izquierda en busca de la subida principal al Tajo de las Escobas, también frecuentada por ciclistas.

Este camino, cargado siempre del misticismo que le da la niebla nos llevará hasta coronar el punto mas alto de la ruta, y de muchos kms a la redonda, +800m sobre el nivel del mar.

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Carretera Tarifa-Algeciras, al fondo África.

Un lugar, al menos para mi, especial. Vistas tremendas 360º a la bahía de Algeciras, Gibraltar, África y toda la sierra de Tarifa y su ciudad, las que nos la perdimos debido a la niebla. Pero se lo perdonamos porque cuando bajamos de nuevo al cruce donde entramos en el autentico bosque, con las nieblas volvemos a alucinar. Y es precisamente esa niebla la que hace que este bosque sea especial. Los árboles se visten de verde. Musgos, hiedras y helechos cubren desde raíces y troncos a ramas y rocas.

De verdad, por mucho que os cuente esto hay que verlo y vivirlo allí mismo.

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Cima del Tajo las Escobas, +840m sobre el nivel del mar.

Subida al Tajo de las Escobas. Sebastián y Francis, ritmazo!

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Pues por este sendero que os decía enlazamos con el carril de las Mulas, descubriendo el porque de ese nombre tan ocurrente…
Desde allí, tomamos una bajada brutal paralela a un cortafuegos que nos llevará al puerto de la Higuera. Estamos de nuevo en la pista ciclista. A la izquierda, Botafuegos y las Corzas. A la derecha, el Bujeo.

Nosotros no tomamos ninguna de estas opciones, si no que vamos a hacer el 2º bucle de unos 10km que bajará por la senda de los prisioneros y subirá por el arroyo de la miel dando así la vuelta a Manzanete.

Sólo estos dos senderos dan para un post entero , pero en ellos se descubren cosas súper interesantes que esconde esta sierra.

Como el camino de los prisioneros, donde nos encontramos un puente abandonado, que no llegó a terminarse, y que forma parte del viario del sistema de defensa del Campo Gibraltar ideado por las autoridades franquistas a inicio de la década de los 40 para protegernos de un posible ataque de las Fuerzas Aliadas, que en mala hora no se decidieron a invadirnos.

O cuando este sendero se asemeja más a una carretera, con sus obras de evacuación del agua y sus quitamiedos.

En uno de estos hallaremos un testimonio histórico que nos pone en la pista de lo que significó esta injusta obra.

Se trata de una inscripción realizada por uno de los 15.000 presos republicanos que entre 1939 y 1945 fue forzado a trabajar en estos batallones de trabajo.

La inscripción dice literalmente:
“Aquí ansido (han sido) licenciados los soldados del Batallón Disciplinario nº 22 pertenencientes a la quinta Región. 22-2-42“
También nos llama la atención el puente del río de la Miel, construido más o menos a la par que el Molino del Águila, en el s.XVIII quizá aprovechando los cimientos de otro anterior.

Tras cruzar el puente continuamos unos metros y nos topamos con esta espectacular cascada, donde se forman pozas que invitan a darse un chapuzón.

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Puente medieval sobre rio de la Miel.

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Esta parte es quizás la más frecuentada por todo el arco de excursionistas que uno se pueda imaginar, desde el senderista “profesional” hasta la pandilla de amiguetes que van a la poza a bañarse, a beberse sus litronas y ya de paso a ensuciar.

El tramo del río anterior al molino es el más afectado por este tipo de excursionismo irrespetuoso. Menos mal que al final normalmente se acaba cumpliendo la regla de tres del senderismo; cuanto más lejos y difícil de llegar más respeto y menos basura.

Por suerte el tramo alto del río de la Miel sigue siendo dulce de verdad, sin edulcorantes artificiales.

Ya “solo” queda volver retomando un largo pero espectacular sendero de subida cubierto de hojas de alcornocal y rodeados de frondoso bosque para llegar de nuevo al Puerto de la Higuera y volver al coche por una pista en suave descenso.

Nos esperaría un final feliz en forma de estrella Galicia enlatada para saborear y comentar la ruta con los compañeros. Ganas tenemos ya de la próxima aventura!

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Redactado por: Juan Fco. Muñoz Rodríguez (Juanillo)

Ruta sufrida por: Sebastián Jiménez
Francis Infantes
Juanillo

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